http://www.biblegateway.com/passage/?search=mateo%207.24-29&version=NVI

domingo, 3 de octubre de 2010

Principio Bíblico: El amor incondicional

¿Qué es el amor? ¿Es un sentimiento? ¿Cuántos tipos de amor hay? ¿Cómo podemos amar sinceramente? ¿Existe el amor verdadero? ¿Qué nos enseña la Biblia sobre el amor? Mucho se ha escrito sobre el amor. ¿Pero, acaso podemos añadir algo que haga una diferencia?

Primero, hay quienes dicen que aman, queriendo adueñarse de todo: quieren todo el poder, todo el dinero, toda la fama. Todo sólo para ellos y para nadie más. Fácilmente caen en la avaricia, llegando a decir: “Lo tuyo es mío.”

Segundo, hay otros que expresan su amor diciendo: “te quiero para mi y para nadie más.” Estas personas ven lo que aman como un objeto. Es decir, aquello que dicen amar, lo hacen de manera posesiva; no comparten lo que tienen. Dicen: “Lo mío es mío.”

Tercero, hay los aman sólo si obtienen un beneficio en sus relaciones con los demás. Estas personas aman, sólo si les aman. Su amor es un amor condicional. Dicen: “Lo mío es tuyo, siempre y cuando, lo tuyo sea mío.”

Finalmente, hay quienes aman de manera desinteresada. Estas personas aman sin esperar recibir nada a cambio. Dicen: “Lo mío es tuyo.” Esta expresión de amor la evidencia el samaritano que socorrió y cuidó a un judío agredido por unos ladrones. El samaritano dispuso de todos sus recursos para salvar al judío.

Dios ha expresado amor incondicional al mundo al entregar a su Hijo unigénito, Jesucristo, para que todo aquel que cree en él, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Este amor incondicional, derramado en el corazón de cada creyente por medio del Espíritu Santo, lo capacita para amar siguiendo el ejemplo de Cristo. Toda la ley se resume en este solo mandato: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." Nos es fácil. No depende de si queremos o no, de si lo sentimos o no lo sentimos. Es un mandamiento, y cada creyente debe obedecer a su Señor y Salvador, demostrando así que es un discípulo de Cristo.

viernes, 27 de agosto de 2010

Un matrimonio fiel y fuerte

De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido. Marcos 10:9

Dios creó el matrimonio para ser una unión permanente.

Si te adhieres rápidamente a la idea del matrimonio desechable, aceptada y practicada en la mayoría de las culturas, esta enseñanza de Jesús seguramente podría asustarte. Pero si lees bien, puedes darte cuenta claramente que Dios quería que los matrimonios permanecieran, y por ende las familias.

Terminar la unión matrimonial es como cortar por la mitad a un cuerpo... a una vida. El divorcio rompe la santidad de esta institución creada por Dios. El divorcio difama, destruye, y distorsiona el trabajo creativo de la unión realizada por Dios. La unión de por vida es el plan de Dios. El matrimonio es un perfecto y precioso tesoro de Dios.

El matrimonio es tan valioso que Dios nos ha dado instrucciones claras para protegernos de la destrucción causada por el divorcio. De hecho, dos de los Diez Mandamientos se dirigen al matrimonio. Dios nos dijo que no cometiéramos adulterio, y que no codiciáramos a la esposa de nuestro prójimo (o el esposo).

Guardar estos mandamientos es proteger la santidad y el compromiso del matrimonio, y evitar el abuso del matrimonio por el adulterio.

Tu podrías decir que eso es lo ideal, pero que la realidad es otra. Y que las personas no son perfectas. Es verdad, no somos perfectos.

Pero Dios no espera perfección. Él, sin embargo, espera obediencia. Tu eliges que hacer: La manera del mundo o la norma de Dios.

Jesucristo pide que edifiquemos el matrimonio, la familia, la vida sobre sus enseñanzas. Es decir, siguiendo las normas de Dios, la manera de Dios, y lo qué las Escrituras dicen del matrimonio, la familia, etc. Sólo así seremos prosperados en el matrimonio y en la familia.

sábado, 14 de agosto de 2010

Vamos a Leer La Biblia

Cuando sus detractores le tentaron con una pregunta sobre el divorcio, Jesucristo respondió confrontándolos con la lectura de Las Escrituras:

-¿No habéis leído que el que los hizo al principio, “hombre y mujer los hizo”, y dijo: “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”? 6Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre. Mateo 19:4-6

LEER PARA CREER. La fe en el Único Dios Verdadero viene, se sustenta y se fortalece por el oír de La Palabra de Dios. Desde que la ley fue dada al pueblo de Israel, sus líderes fueron instruidos por Dios a que fuera leída al pueblo. La respuesta de los oyentes al escuchar La Palabra de Dios, fue inmediata.

En Éxodo 24:7 leemos que Moisés tomó el libro de la alianza, y se lo leyó al pueblo, y ellos dijeron: -Pondremos toda nuestra atención en hacer lo que el Señor ha ordenado.

Josué, su sucesor, leyó cada una de las palabras del libro de la ley, tanto las bendiciones como las maldiciones. No hubo una sola palabra de todo lo que Moisés había mandado, que no leyera Josué ante toda la comunidad de Israel, incluyendo a las mujeres y niños, y aun a los extranjeros que vivían entre ellos. Josué 8:34-35

El rey Josías y todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, y los sacerdotes, los levitas y la nación entera, desde el más pequeño hasta el más grande, fueron al templo del Señor. Allí el rey les leyó en voz alta todo lo que decía el libro de la alianza que había sido encontrado en el templo del Señor. Luego el rey se puso de pie junto a su columna, y se comprometió ante el Señor a obedecerle, a poner en práctica fielmente y con toda sinceridad sus mandamientos, mandatos y leyes, y a cumplir las condiciones de la alianza que estaban escritas en el libro.

Jesús fue a Nazaret, el pueblo donde se había criado. El sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se puso de pie para leer las Escrituras. Lucas 4:16

Para los Reformadores Protestantes, todos los creyentes tienen que poder leer e interpretar la Biblia. Por eso, la Biblia no debía estar escrita solo en latín (Vulgata), sino en los idiomas que habla y lee la gente común.

La historia registra que luego de la lectura de la Biblia, en siete años, gran parte de Europa se convirtió al Protestantismo.

Hermanos y amigos, he aquí un primer paso muy importante, vamos a leer la Biblia.

martes, 3 de agosto de 2010

La Ley de La Cosecha

Jesucristo nos da un ejemplo de como deben ser nuestras relaciones interpersonales: “No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes.  Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás. Mateo 7:1-2.

El apóstol Santiago añade: "En el día del juicio, Dios nos juzgará de acuerdo con la ley que nos libera del pecado. Por eso, debemos tener mucho cuidado en todo lo que hacemos y decimos. Porque Dios no tendrá compasión de quienes no se compadecieron de otros. Pero los que tuvieron compasión de otros, saldrán bien del juicio." Santiago 2:12-13

Si sembramos los principios bíblicos en nuestro nuevo corazón, cosecharemos pensamientos conforme a los de Dios; si de acuerdo a esos pensamientos, actuamos, desarrollaremos hábitos que conformarán nuestro carácter como el de Jesucristo (Un carácter Cristo-céntrico).

lunes, 2 de agosto de 2010

Un Tesoro en Vaso de Barro



Luego del arrepentimiento, y de haber confesado a Jesucristo como Señor y Salvador, el primer paso hacia la transformación del carácter, es reconocer que separados de Dios nada podemos lograr;  y por tanto, debemos entregarnos al control total (llenura) del Espíritu Santo para que nos moldee conforme a la imagen de Cristo.

 
Hacernos cristianos no nos costó nada, a Dios Padre le costó su Amado Hijo. 


Ser el tipo de cristiano que Dios quiere que seamos, nos costará esfuerzo en la gracia que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.


En humildad, siguiendo el ejemplo del Maestro, debemos negarnos a nosotros mismos, peder nuestra vida para ganar a Cristo, considerarnos muertos al pecado pero vivos para Dios. Sólo así, el Espíritu Santo. podrá conformarnos a la imagen de Jesucristo.



Ciertamente el que comenzó la buena obra en nosotros la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

domingo, 1 de agosto de 2010

El Poder Transformador de los Principios Bíblicos

La Palabra de Dios todo lo transforma.
El salmista escribió acerca del poder transformador de la Palabra de Dios:

La ley del SEÑOR es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del SEÑOR es seguro, que hace sabio al sencillo.  

Los preceptos del SEÑOR son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del SEÑOR es puro, que alumbra los ojos.

El temor del SEÑOR es limpio, que permanece para siempre; los juicios del SEÑOR son verdaderos, todos ellos justos. Salmo 19:7-9

Principios Bíblicos

Un Principio Bíblico es una ley establecida por Dios en su Palabra, a fin de formar en Sus hijos el carácter de Jesucristo, con el poder del Espíritu Santo, y cumplir así su propósito eterno en cada creyente.

Un Principio Bíblico es una ley espiritual, siempre efectiva.

El profeta Isaías escribio, acerca de la Palabra de Dios: "Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, y producen la semilla para sembrar y el pan para comer, así también la palabra que sale de mis labios
no vuelve a mí sin producir efecto, sino que hace lo que yo quiero y cumple la orden que le doy." Isaías 55:10-11


Jesucristo, al finalizar el Sermón del Monte, habló a sus discípulos sobre la importancia de edificar la vida, la familia, la iglesia, sobre sus enseñanzas, los Principios Bíblicos.

Jesús dijo: "El que escucha lo que yo enseño y hace lo que yo digo, es como una persona precavida que construyó su casa sobre piedra firme. Vino la lluvia, el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Pero la casa no se cayó, porque estaba construida sobre piedra firme." Mateo 7:24-25